El planeta tierra es un lugar hermoso, plagado de belleza, pero al mismo tiempo es un lugar que tiende a oscurecerse cuando las personas, las almas que habitan en ella, no son capaces de percibir tal belleza en ellos mismos, ni en los demás, ni en el mundo.
Por eso Dios, en los momentos más oscuros del mundo, toma cartas en el asunto, tomando algunas estrellas cercanas a él, y convirtiéndolas por un tiempo en seres humanos, para que posteriormente estas estrellas iluminen el planeta tierra.
No es fácil para una estrella acostumbrada a la luz habitar en un mundo cuya tendencia es oscurecerse, Pasan por procesos difíciles sobre todo cuando el velo del olvido es mayor y sufren la amnesia ante su propia luz, pero inevitablemente acabaran recordando su verdadero origen divino y estelar.
Será inevitable que encuentren su propia sabiduría, conociéndose a ellas mismas, de que pasta están hechas en realidad acabará por ser una evidencia para ellas mismas.
Será importante que desaprendan todo lo innecesario, todo lo implantado por la oscuridad del mundo en ella, y conecten con su propia esencia, con lo que realmente son, allí hallarán una sabiduría milenaria.
De esta manera Dios les concede a estas estrellas el privilegio de iluminarse a ellas mismas, a los demás y al mundo, haciéndoles recordar a las demás personas que todos en realidad somos estrellas.
Busca tu brillo único, aquel que te hace diferente y especial, y no te dejes convencer por nada ni por nadie para que lo apagues, brillar con intensidad es nuestra misión y nuestro legado, para eso estamos en el mundo, recuérdalo