Surquemos el camino hacia nuestro más lejano horizonte, a sabiendas de que habrá cosas que no nos gusta, y tendremos que mirarlas de frente, pero siempre podemos saltarnos las reglas y mirarlas de reojo para qué las flechas que nos lanza el destino puedan ser fácilmente esquivadas, a sabiendas de que aunque exista algo que nos odia y nos pone piedras en el camino, tendremos la fuerza, más que de sobra para seguir adelante, la resiliencia para resistir y el ánimo para visionar y tomar acción en favor de nuestros más elevados sueños.
Nada nos puede derrotar cuando Dios camina a nuestro lado, es lo único que puede proporcionar una seguridad real y duradera en este mundo.
Con cada golpe que el mundo nos lanza para hundirnos y destruirnos, Dios utiliza esos mismos golpes para fortalecernos y hacer de nosotros alguien grandioso.
¡Que viva la libertad de saber y conocer de Dios y sobre todo el amor que sientes al tenerlo en tu corazón! ¡Que este amor se impregne por todo tu espíritu y por todo tu ser!
Deja una respuesta